Menu

jueves, 8 de noviembre de 2012

Tomás Noval e a súa relacción cos acibecheiros e ourives Composteláns.

Tomás Noval, el último minero del azabache

Hace tres semanas falleció en su casa de Oles, parroquia de Argüero del Concejo de Villaviciosa, Tomás Noval Barredo a los 87 años.

Como saben los lectores de EL CORREO, el azabache es la piedra-talismán del Camino de Santiago y durante cinco siglos la base de un importante oficio compostelano, sin rival en el mundo, que llegó a ocupar a más de 300 azabacheros en 30 talleres establecidos en el tramo urbano del Camino y que se convirtió en la rúa Azabachería, además de una capilla en la Catedral, una entrada de la misma y una importancia social reconocida en las complejas Ordenanzas de su Cofradía y en los impuestos que pagaban.

Todo el material bueno, que se utilizaba en los obradores compostelanos, provenía de esa zona de Asturias, donde existían numerosas minas. Las relaciones con Compostela fueron muy importantes, pues allí se hacían, por encargo, miles y miles de pequeñas piezas, que se vendían en Santiago, quedando las piezas grandes, que hoy se ven en los museos, para los importantes talleres de Compostela, pues la dificultad del oficio está en su dificilísimo tallado. De esa época, hay contratos de peticiones de cientos de miles de pequeñas piezas a Villaviciosa y también contratos de aprendizaje para que jóvenes de allí estuviesen en Compostela aprendiendo el oficio, quedando algunos apellidos asturianos, de la zona, en los archivos de maestros azabacheros compostelanos.

Pues bien, heredero directo y voluntarioso de esa larguísima tradición era Tomás Noval, guardando durante 40 años los mayores y mejores trozos de azabache para los maestros compostelanos y cobrando unas cantidades muy módicas por dicho material, a pesar de ser el único que lo tenía.

La mina que él explotaba estaba cerca del mar y era tradición decir que se metía bajo el mismo, lo cual es posible, pues las distintas galerías entraban varios kilómetros bajo tierra con una altura y una anchura que obligaban a ir encorvado.

En las décadas del hambre, la mina ayudó a Tomás a sacar adelante a su familia, pues él, que era campesino, se encerraba "8 ó 10 horas en la mina, hasta que el carburo empezaba a flojear y había que salir", y después de unos días intensos, sacaba dinero para comprar un ternero y aumentar su cuadra, que en los mejores tiempos tenía diez vacas. En las décadas de los sesenta y setenta estaba contento, porque en Santiago hubo un notable renacer del oficio, lo que aseguraba el futuro; y en Asturias empezaron nuevos artesanos, con trabajos distintos de los que hicieron, los últimos ochocientos años, los artesanos clásicos de allí ayudados por sus familias en el pulido y remate de las pequeñas piezas.

En Asturias solía salir, anualmente, algún artículo de prensa sobre el "último minero del azabache", en que se manejaban lugares comunes y poca documentación; no obstante, a Tomás le encantaba, porque hacían que en el verano le visitase gente de todas partes, a los que él enseñaba sus tesoros (un trozo grande de azabache, herramientas, recortes de periódico y algunos trabajos hechos por su familia ) y siempre regalaba algún trozo de material, porque todos los visitantes argüían que eran medio artistas, etc. Incluso alguna gente se aprovechaba de su buena fe para revender el material en España y fuera de ella.

A raíz de uno de esos artículos, recibió en 1993 la visita de un joven inspector de Hacienda que le impuso una multa de 230.000 pts. por ingresos no declarados (no creo que en esas fechas sacase mucho más de esa cantidad en todo el año ). (¡En vez de subvencionarlo por conservar una mina de origen prehistórico -encontró muy adentro un hacha de piedra y otros materiales que pasó al museo- posterior explotación romana, continuado por los cinco siglos del Camino y los 50 años de la Reina Victoria que explotó a conciencia las minas de la zona¡). Su disgusto fue grande y desde ese momento, se negó a entrar más a la mina y se dedicó a revolver por las escombreras, para sacar algún pequeño material para sus amigos y angustiados clientes azabacheros.

Creo que fue cuando cumplió 75 años: sólo se acordaron de él los hippies de Gijón, que le regalaron un bastón con puño de plata, en reconocimiento a su generosidad, pues les pasaba saquitas de material pequeño para que se pudiesen ganar la vida.

En Santiago, afortunadamente, contaba con buenos amigos: Fernando Mayer, Moncho Requeixo, Ramón González, Ricardo Rivas, Eloy Gesto, los hermanos Tojo y otros azabacheros, y en reconocimiento a su dilatada amistad y fidelidad se le tributó un merecido homenaje el día 1 de noviembre de 1997, día de San Eloy, patrón de azabacheros y joyeros. El día antes tuve el gusto de enseñarles Compostela a él y a su familia, y el día siguiente fue el homenajeado en la misa corporativa en San Paio de Antealtares, así como en las fotos y en la multitudinaria comida de fraternidad celebrada en las afueras de Santiago.

En resumen: se fue una buena persona, defensor acérrimo del oficio de azabachero, de la mina y de toda la tradición compostelana del azabache. Tus amigos de Compostela no te olvidan.

IN MEMORIAN

ÁNGEL CARDÍN.El correo Gallego. 8-11-2012.

 

tomás noval

 

Negro tienes el futuro

azabachero Asturiano

escuro como las mines

que se fueron taponando.

Que por quedar ya no nos queda

quien con piqueta y con sacos

rasguñe la superficie

y atopen con algo tan máxico.

Habrá que incrustar en el viento

los tornos engarrotaos.

Habrá que pulir el oficio

y engancharlo en unos garfios.

Habrá que insertar las fuerces

a la manera del rosario.

Habrá que limar aspereces

hasta dar brillo al cansancio.

Que por quedar no nos quedan

más que piachos y praos

y una figa para espantar

la cigua que nos echaron.

Que lastima y que desidia

que pena tanto fracaso,

tener todo en nuestras vetes

e ir por ahí a comprarlo.

Tallanos una esperanza

con tréboles y calaos

ponernos un broche en el mapa

y decir que se a atrancao.

"Que por quedar no nos quedan

más que un puñao de artesanos,

y los que queden cuéntense

con los dedos de una mano".

Azabache" , poema de Aurelio González Ovies, en memoria de Tomás Noval.(derradeiro acibecheiro de Asturias).

jueves, 18 de octubre de 2012

O acibeche.

Se houbese clases sociais entre os amuletos pétreos tradicionais galegos o acibeche estaría no cumio, sería a clase aristocrática destas pedras valedoras. O acíbeche é carbón petrificado convertido en lignito, considerada dende a antigüidade como unha pedra semipreciosa pola súa relativa escaseza, o seu brillo e a súa cor. É unha pedra de intensa cor negra, moi fráxil e susceptible de ser puído. Foi denominado polos clásicos succinum nigrum e lapis gagotes polos romanos. Empregouse dende antigo para realizar colares, colgantes, sortellas, pendentes e poderosos amuletos como a figa. Atribúeselle ademais un carácter terapéutico, protector, máxico e considérase como un material defensivo que protexe contra as malas enerxías e a mala ollada. Ten a capacidade de cargarse electricamente e de atraer pequenos anacos de papel. Segundo Carmen Baroja:

“El azabache como sustancia es el magno preservativo; se enciende con aguas y se apaga con aceite; ahuyenta la mirada del basilisco y recrea las sofocaciones de la madre; en sahumerios da a conocer la gota coral y la virginidad; cocido en vino cura los males de dientes y los lamparones. Se usó para la axiomancia y no se quema si ha de suceder lo que se desea saber”.

O traballo artístico do acibeche con fins ornamentais acadou o seu máximo esplendor nos artesáns composteláns ata tal punto que se converteu en símbolo da cidade dando incluso nome a unha rúa —Rúa da Azabachería—, e quedou estreitamente ligado ó culto xacobeo, xa que o acibeche era traído a Santiago dende Asturias polos comerciantes que utilizaban o Camiño de Santiago como ruta de traslado do material durante séculos. Con el confecciónanse as famosas figas que posiblemente sexa o amuleto galego por excelencia que une a virtude valedora que ten o acibeche contra o mal de ollo e a peculiar forma do amuleto; unha man cos dedos cruzados a modo de defensa contra o mal de ollo.

TÍTULO: A pedra da pezoña e outras pedras sandadoras da cultura popular galega.

AUTOR: Rafael Quintía Pereira.

Revista electrónica Galicia Encantada.

Ano 2009. ISSN: 1887-2859

Acibeche en bruto semipulido.Susi Gesto.

martes, 16 de octubre de 2012

Raigames&Acibeche

Esta colección fala de min mesma e das miñas inquedanzas. Fala da orixe da miña paixón pola ourivería e dos multiples camiños a onde esta é capaz de te poder levar.Desde hai séculos en Compostela tallouse o azabache até dárlle un acabado perfecto e pulido. Na colección Raigames aposto polo acibeche  e o metal no seu estado máis puro ou semipulido, acadando así o reflexo proprio da nosa natureza. Un reflexo  natural, sem pulidos superficiais que disfrazan unha peza xa fermosa de seu. 
Aproveito para darlle unha vez máis as  grazas a Ugía Pedreira, pola súa gran colaboración, para conmigo.
portada